05 Ago El poder de la disciplina: 11 ejemplos
Publicado en el diario El Comercio (Perú), el 05/08/2018
Siempre me ha intrigado la poca popularidad del concepto disciplina en general. Mirando el diccionario es fácil entender la razón: tiene muchas acepciones y varias de ellas están vinculadas al castigo, al control, al dominio, a la autoridad y todo aquello frente a lo cual es normal revelarse o evitar.
Sin embargo, cuando el concepto de disciplina está vinculado al entrenamiento físico o mental, a la auto regulación, a la fuerza de voluntad y al auto control, es fácil observar que es el común denominador entre personas y organizaciones exitosas. Aquí algunos ejemplos:
- Disciplina para cumplir las normas y hacer las cosas bien, al 100%, cada vez, cada día. Cumplir al 97% por ejemplo, no es suficiente cuando se trata de calidad en el servicio o el producto ofrecido. La excelencia y la calidad requieren de mucha disciplina y compromiso con el cliente.
- Disciplina personal para honrar la palabra dada y no romper acuerdos. Para mantener la coherencia y no transgredir nuestras propias normas, todo ello vital para lograr una reputación impecable.
- Disciplina para focalizarse en aprender más rápido, para no caer en la trampa del éxito, del conformismo, la flojera o la arrogancia. Para esforzarnos en innovar con mejores versiones de nosotros mismos, de nuestros servicios y productos.
- Disciplina para mantener la línea ética personal y organizacional. Para evitar los conflictos de interés y la “ética elástica” y, sobre todo, para decir NO enfáticamente cuando toca hacerlo.
- Disciplina mental para sostener una línea de pensamiento, desarrollar ideas consecutivas y planear el futuro. Para escribir las metas y objetivos, para agendarlos y darles seguimiento metódicamente.
- Disciplina para controlar nuestros pensamientos: nos convertimos en lo que pensamos.
- Lo obvio: disciplina para cuidarse y respetarse a uno mismo, comer sano en cada bocado, para hacer ejercicio rutinariamente, leer más, aprender cosas nuevas, desarrollar la mente y su plasticidad. Eso de “mañana empiezo” no funciona.
- Disciplina para ahorrar: aprendí que uno es “rico” no por lo que gana, sino por lo que no gasta.
- Disciplina para perseguir los sueños sin bajar la guardia al conformismo, para no abandonarlos cuando se ponen más difíciles o parece que se alejan.
- Disciplina para no cambiar de rumbo a cada rato, para perseverar pese a las dificultades o limitaciones. Disciplina para mantener el foco y la mirada puesta en la meta.
- Disciplina para no huir del trabajo y del esfuerzo. Para no caer en la mediocridad, el engreimiento o las excusas facilistas. Para hacer el trabajo duro, pagar derecho de piso y hacerlo bien, cada día.
Por todo esto y mucho más, es muy importante invertir en desarrollar y fortalecer nuestra disciplina, en lo personal y lo profesional. Y es que su poder es inmenso para ayudarnos a cumplir la visión, misión, metas y sueños de las naciones y las organizaciones y por supuesto, las nuestras profesionales y personales.