Mi jefa y yo

Publicado en Viú, El Comercio el 21 de Febrero del 2016.

Por: María Inés Ching

Para destacar en tu centro laboral, la relación entre tu jefe y tú es tan importante como la infraestructura de la empresa o la pasión con la que trabajas.

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Foto: Getty Images

El que tu superior sea alguien de tu mismo sexo ocasiona una reacción diferente que si tu jefe fuera hombre. Según el psicólogo organizacional Andrés Leno, este hecho genera una competencia tácita: «la competencia es inherente al ser humano. Siempre veremos más arriba y querremos ser como alguien que logró algo más que nosotras», asegura. Este deseo de surgir puede ser beneficioso, porque aumentará tu productividad, pero si no es recompensado, pueden empezar los problemas.

Si en algún momento te sentiste identificada con Andy Sachs [Anne Hathaway] de la película “El diablo viste a la moda” porque tu jefa no estaba contenta con tu trabajo, pese a tu gran esfuerzo, es necesario ponerte del otro lado. Miranda Priestly [Maryl Streep], directora de una prestigiosa revista, actuaba de esa manera para que todo su equipo se sume a un trabajo con altos estándares de calidad, acorde con una organización líder en el sector.

Inés Temple, presidenta de LHH DBM Peru y LHH Chile, dice que si eres una empleada, lo primero que debes reconocer y aceptar es que tus jefes son los representantes de la empresa, a la que le vendes tus servicios profesionales. Por esta razón, tu jefa es tu clienta principal, y aunque eso no sea motivo para darle siempre la razón cuando no la tenga, sí debes preocuparte de que esté satisfecha con tu trabajo y que sienta que puede confiar en ti.

A continuación, más consejos de la también autora del libro “Usted S.A.”.

Alineen expectativas.
El objetivo de esto es entender bien qué espera tu jefa que hagas, cómo quiere que lo hagas, cuáles son los factores de éxito de tu posición, y lo que necesita que hagas por ella. Si tu jefa no toma la iniciativa para hablar, búscala tú misma para evitar malos entendidos.

Comuníquense.
Pregúntale a tu jefa [clienta] qué espera de ti para saber qué debes hacer y hacerlo bien. Ten en cuenta que cada jefa tiene una manera de trabajar distinta.
Pregúntale de qué manera prefiere que se comuniquen [e-mails, reuniones, almuerzos], con qué frecuencia necesita que te reportes, si desea que la copies en los correos, en qué tiempo necesita los informes de los proyectos y pídele que te comente acerca de tu desempeño [‘feed back’].

Una relación de respeto es clave.
Evita subestimar su capacidad o manifestar tus diferencias con ella con tus actitudes, gestos o miradas. Recuerda que las referencias que nuestros jefes den sobre nosotros nos acompañarán por muchos años, para bien o para mal.

Propónle soluciones.
Los inconvenientes existen, pero tu talento se mide también en cuán rápida eres en encontrar una solución eficaz.
Si tu jefa siente que la apoyas, que ayudas a la organización a ser mejor, a destacarla y que le eres leal, ganarás su confianza y crecerás con ella.

Sé empática con ella.
Es más probable que tu jefa cargue con más responsabilidades que tú y tú deber es ser atenta con ella en todo momento. Cuidado que eso no significa ser adulona.

Evita hablar mal de ella.
Criticarla ante otros, así sea en privado con un grupo de amigos íntimos, es un pecado imperdonable y un error muy grave de criterio, que se paga tarde o temprano.

Detecta si no es tu lugar.
Luchar contra lo incorrecto es inútil y desgastante. Si crees que después de todo el esfuerzo que has puesto, tu jefa actúa incorrectamente o sin ética es mejor alejarte de ese ambiente y tratar de conseguir lo antes posible una nueva posición donde te sientas cómoda y feliz.



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